Jesús García Aíz

  • MIRADAS DE FE

    Podríamos comparar la fe con el enamoramiento, esa experiencia cumbre que transforma a un ser humano. Por eso los místicos emplean el lenguaje de los enamorados para referirse a su fe y su entrega a Dios. Igual que les ocurre a los enamorados con la persona amada, ellos no sabrían vivir sin Dios. Él llena su vida de alegría y de luz; sin él se sentirían desolados y nada ni nadie podría llenar el vacío de su corazón. Se puede llegar de diversos modos a la fe como experiencia personal de Dios. Puede ser un acontecimiento repentino (como en el caso de san Pablo), un proceso gradual, pero perfectamente consciente (como san Agustín), e incluso un desarrollo suave e inconsciente: una acumulación de experiencias que van transformando poco a poco a la persona sin que ella se dé cuenta, hasta…

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  • ¿DE QUÉ NOS SALVA DIOS? (III)

    La muerte es otra de las realidades ante la que solo Dios puede salvarnos de verdad. Los no creyentes dan por supuesto que todo termina con la muerte y, lógicamente, cuanto más sentido haya tenido su vida más dolorosa les resulta la despedida. Y al morir una persona muy querida difícilmente podrán evitar preguntarse: «Entonces, ¿el amor que nos teníamos eran solo unas reacciones químicas en el cerebro que desaparecen con el último latido del corazón?». En su obra «La muerte, destino humano y esperanza cristiana», el teólogo J. L. Ruiz de la Peña señalaba seis preguntas vitales que suscita la presencia de la muerte: La primera pregunta sobre la muerte es la pregunta sobre el sentido de la vida. Parece, pues, que no se puede dar respuesta a la pregunta por el sentido de la vida mientras que no…

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  • ¿DE QUÉ NOS SALVA DIOS? (II)

    Uno de los últimos estudios de la Fundación SM sobre jóvenes españoles arrojaba el dato de que solo el 28, 8 % de los jóvenes cree en el pecado. En nuestros días muchas personas se han instalado en una «cultura de la impunidad» y han declarado abolidos para siempre los pecados. Para comprender lo que es el pecado, es preciso en primer lugar partir de la existencia de un vínculo profundo del ser humano con Dios. Fuera de esta relación, ser humano-Dios, el significado de lo que representa el pecado no puede conocerse en su verdadera identidad. El pecado es personal y universal; no nos exculpa estar buscando continuamente chivos expiatorios en los demás, y justificaciones en el ambiente, la herencia, las instituciones, las estructuras o las relaciones. Por eso, no es suficiente arrepentimos del mal que hacemos, y ni…

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  • ¿DE QUÉ NOS SALVA DIOS?

    La naturaleza humana está llamada a trascender todos sus límites: la muerte, la injusticia, la desesperanza. De ahí que, para el creyente, Dios haya tomado la iniciativa y salga al encuentro del ser humano para trascender el horizonte de una vida sin esperanza. De hecho, en la vida y muerte de Jesús, Dios ofrece una plenitud que no está alejada de los gozos y esperanzas, alegrías y tristezas de los seres humanos, pero que solo será plena cuando alcance a todos. Pues bien, este es el proyecto de salvación que Dios tiene para cada uno de nosotros. La palabra «salvación» casi ha desaparecido del lenguaje cotidiano; en un mundo donde los seres humanos pretenden controlar por sí mismos su destino, pareciera una palabra trasnochada. Solo se utiliza en las escasas situaciones que el resultado feliz no está en manos del…

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  • EL CIELO ES GOZAR DE DIOS (V)

    Pero, al hilo de nuestra anterior reflexión sobre la condición de posibilidad del infierno, ¿habrá alguien que rechace el amor y se endurezca en el mal de forma absolutamente consciente y libre? No podemos saberlo, pero debemos admirar la prudencia de la Iglesia que, habiendo declarado la santidad de miles de personas, nunca se ha atrevido a asegurar de nadie que esté condenado, ni siquiera Judas Iscariote, de quien dijo Jesús que «más le valdría no haber nacido» (Mt 26, 24). El Papa emérito Benedicto XVI, en su encíclica Spe salvi, aclaraba esta situación al decir que «la opción de vida del hombre se hace definitiva con la muerte; esta vida suya está ante el juez. Su opción, que se ha fraguado en el transcurso de toda la vida, puede tener distintas formas. Puede haber personas que han destruido totalmente…

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  • EL CIELO ES GOZAR DE DIOS (IV)

    Para ir concluyendo este hilo de reflexiones, nos queda hablar de aquellos que rechazan la salvación, empresa esta que comenzamos hoy y que culminaremos la semana siguiente con la última reflexión (V) de esta saga que lleva por título El cielo es gozar de Dios. Y para referirse a la situación en la que vivirían aquellos que rechazan la salvación se habla habitualmente del «infierno», aunque quizás deberíamos evitar esta palabra en la medida de lo posible, porque es un término confuso, ya que en el imaginario colectivo está asociada a imágenes truculentas. El Catecismo de la Iglesia católica dice que la Escritura llama infiernos, sheol, o hades a la morada de los muertos donde bajó Cristo después de muerto, porque los que se encontraban allí estaban privados de la visión de Dios. Si a nadie se le ha ocurrido…

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  • EL CIELO ES GOZAR DE DIOS (III)

    La palabra escatología proviene del griego eschaton (último, final) y logos (discurso, tratado); es, por tanto, el discurso sobre el fin de todo lo creado. Así, la escatología es el tratado de las realidades últimas o de la consumación definitiva del mundo y de la vida humana. Es una parte de la teología, que tiene como finalidad el estudio, desde el punto de vista de la fe cristiana, de la forma última de la realidad. En definitiva, se trata de pensar la vida eterna. Para expresar esa realidad última, la teología ha recurrido a muchas imágenes y metáforas; parusía, apocalipsis (ambos términos provienen del griego) y Juicio final son algunas de las utilizadas. La palabra parusía (presencia, llegada) se utilizaba en el mundo grecorromano para designar la visita solemne del emperador a una ciudad. El Nuevo Testamento también habla de…

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  • EL CIELO ES GOZAR DE DIOS (II)

    En una de sus homilías, el Papa emérito Benedicto XVI afirmaba que, con frecuencia, tenemos un poco de miedo a hablar de la vida eterna; que hablamos de las cosas que son útiles para el mundo, que mostramos que el cristianismo ayuda también a mejorar el mundo, pero que no nos atrevemos a decir que su meta es la vida eterna y que de esa meta vienen luego los criterios de la vida. Por ello, debemos reconocer que solo en la gran perspectiva de la vida eterna el cristianismo revela todo su sentido. La voluntad de vivir, según la verdad y según el amor, también debe abrir a toda la amplitud del proyecto de Dios para nosotros, a la valentía de tener ya la alegría en la espera de la vida eterna. En efecto, esperar la vida eterna. Esperar que…

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  • EL CIELO ES GOZAR DE DIOS (I)

    En su obra más personal (Testamento del pájaro solitario) decía J. L. Martín Descalzo que «Morir solo es morir. Morir se acaba. Morir es una hoguera fugitiva. Es cruzar una puerta a la deriva y encontrar lo que tanto se buscaba. Acabar de llorar y hacer preguntas; ver al Amor sin enigmas ni espejos; descansar de vivir en la ternura; tener la paz, la luz, la casa juntas y hallar, dejando los dolores lejos la Noche-luz tras tanta noche oscura». Y es que, para el cristiano, la muerte es un límite, pero no un final. El único final posible para el hombre y la historia es aquel en el que Dios reine absolutamente. Esa vida, ya plena, se describe con variedad de imágenes, relacionadas con la de una creación nueva, un banquete al que todos, sin exclusión, somos invitados. Así,…

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  • HACIA LA SINODALIDAD

    En el lenguaje común la idea o imagen de verticalidad se opone a la de horizontalidad. A primera vista parece una afirmación consistente, pero en realidad la verticalidad y la horizontalidad no son dos líneas opuestas sino complementarias, porque no se puede pensar en una sin presuponer la otra. Si nos paramos a reflexionar nos daremos cuenta de que lo contrario de la verticalidad no es la horizontalidad sino la circularidad. Esta reflexión geométrica es una metáfora de nuestra sociedad. Merece la pena pensar en esta idea porque tiene repercusiones en la dinámica de la vida comunitaria. De hecho, el binomio verticalidad/horizontalidad responde a una concepción jerárquica de nuestra sociedad. En cambio, la idea de circularidad sugiere un modelo más comunitario. En cualquier caso, ninguna de estas ideas o imágenes son contradictorias sino contrarias, y por tanto pueden enriquecerse mutuamente.…

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