Jesús García AízLa Mirada de la Fe

EFECTOS ACIAGOS DE LA CULTURA DOMINANTE

España ha sido un país con una cultura fuertemente inspirada por la fe cristiana y católica. La influencia del cristianismo ha penetrado en todos los órdenes de la actividad cultural de los pueblos españoles, y no hay lugar o tradición en los que no aparezca su huella. El lenguaje, las diferentes instituciones eclesiales, el calendario y, sobre todo, las fiestas, especialmente la Navidad y la Semana Santa, pero también las fiestas patronales y las romerías en torno a los santuarios marianos, nos indican que la cultura española sigue siendo predominantemente cristiana. Pero se trata de un espejismo.

El problema fundamental que afecta a todos estos elementos cristianos presentes en nuestra sociedad, es que han sido reducidos por la cultura moderna dominante a fenómenos puramente culturales e históricos, vacíos de su significación radicalmente cristiana. Y, por consiguiente, ya no son, en general, un testimonio del carácter creativo del Evangelio y de su capacidad para influir en todos los órdenes de la vida. En estos elementos nos encontramos con una fe «culturalizada», es decir, una fe que se ha disuelto en elementos culturales históricos y que apenas conserva su carácter de «sal y de luz» en una sociedad y cultura contemporánea que vive de espaldas al Evangelio de Cristo y para la que lo único importante es disfrutar el momento presente.

Además del fenómeno de la indiferencia generalizada frente a lo religioso y a lo cristiano que encontramos en los países europeos, en muchos sectores de la población española aparece también la oposición ideológica y personal contra el cristianismo y sobre todo contra la institución eclesial.

Las razones de esta aversión contra lo cristiano se encuentran en el ateísmo teórico y práctico de la cultura dominante, donde la Iglesia es percibida, especialmente, como una institución contraria a la libertad personal y al desarrollo creativo.

En la historia de España y de la Iglesia en España encontramos grandes luces y también poderosas sombras. No podemos ser tan inconscientes que lleguemos a una divinización del pasado histórico. Pero una cosa es evitar la divinización del pasado y otra, muy diferente, es demonizarlo totalmente.

Otra de las ideas dominantes, con mayor peso en Andalucía, es la presentación del periodo musulmán como un periodo enormemente positivo para esta tierra, en contraposición al periodo cristiano posterior. De este modo se idealiza románticamente el periodo islámico y se rechazan los signos y los elementos culturales inspirados por la fe cristiana como contrarios a la genuina cultura andaluza.

Son ideas que dominan nuestro panorama cultural, desde la universidad hasta las escuelas, pasando por gran parte del coro de sus ilustres intelectuales. Se trata, en definitiva, de los efectos aciagos de la cultura dominante.

Jesús García Aiz

 

 

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