AÑO NUEVO, VIDA NUEVA
Nuevos propósitos, propuestas, objetivos y proyectos que no cesan de darnos vueltas en cada año nuevo. Y es que aprovechamos el inicio de una nueva cuenta para rehacer y reformar nuestro plan de vida. En efecto, la oportunidad de un nuevo año que comienza nos da ánimo y esperanza para afrontar el horizonte que se nos dibuja, y ante él, programamos la realización de nuestros mejores deseos y retomamos la resolución de «asignaturas» que quedaron pendientes. Y todo esto, ante la llegada de la tradicional «cuesta de enero» y también de la «operación postmazapán».
En resumidas cuentas, los nuevos proyectos nos llevan a poner en virtuosa práctica aquel clásico adagio que versa «mens sana in corpore sano», que nos refiere al cuidado de la mente, del espíritu y del cuerpo. Y que más allá de intentar cumplir los clásicos propósitos como dejar de fumar, ir al gimnasio o hacer deporte, ponerse a dieta o ahorrar para contrarrestar los excesos navideños y amortiguar su impacto en enero, desempolvar aquellas iniciativas personales que quedaron abandonadas en el trastero del olvido, se trata de llegar al justo equilibrio de nuestra salud en cuanto al contenido y al continente.
Así, procurar dicho equilibrio entre mente-espíritu-cuerpo, nos enfrenta al reto de ponernos en camino para comenzar el año en paz y sosiego con nosotros mismos y con los demás, de desatar desavenencias y tender puentes; en definitiva, dar lo mejor de nosotros, pero sin olvidar darnos también a Dios. El cumplimiento de esos nuevos y bondadosos propósitos que nos marcamos puede hacerse duro y árido en el transcurrir del año, por ello, para no flaquear y abandonar, necesitamos recargar las pilas una y otra vez en Él, que es fuente inagotable. Él, que, como Padre, nos dará ánimo y constancia, perseverancia y fortaleza para así proseguir nuestro camino propuesto bajo su amparo y refugio.
Contemos con Él porque Él cuenta con nosotros. Esta es la ventaja que nos proporciona nuestra fe. Esta es la firma del éxito para nuestros proyectos y así lo dice también el refrán: «a Dios rogando y con el mazo dando». Por ello, es preciso renovarnos profunda e íntegramente, aprovechar esta nueva oportunidad que se nos brinda un año más y cada vez que nos sintamos sin fuerzas para cumplir nuestros propósitos, no dudar en acudir a Aquel que nos dará la fortaleza necesaria para seguir adelante. Este es un buen regalo que podemos pedir a los Magos de Oriente, odres y vino nuevos. Así que, ánimo y adelante, pues a año nuevo, vida nueva.
Jesús García Aiz