Comentario Bíblico Ciclo A

EPIFANÍA DEL SEÑOR

El regalo de la fe

En esta fiesta, en que la tradición popular invita a hacer regalos, la Iglesia invita a considerar el gran regalo que Dios nos ha dado, el don de la fe, regalo que hemos de valorar, afianzar y ofrecer a los demás.

Dios eligió a Israel para comenzar con este pueblo un nuevo proceso  de salvación. No se trataba de un proyecto excluyente, como si los demás pueblos quedaran fuera de este plan, sino de una etapa provisional. Toda elección de Dios tiene una proyección universal. Por eso los profetas anunciaban esta futura etapa en que la salvación se ofrece a todos los pueblos (1ª lectura). Era como la planta cuidada primero en un vivero para después trasplantarla a un medio normal. San Pablo (2ª lectura) invita a constatar que ya se ha cumplido esta realidad y que la salvación realizada por Jesús, muerto y resucitado, ya ha llegado a nosotros, que no formamos parte  del pueblo judío. La Iglesia primitiva vio este hecho prefigurado en la tradición de los magos (Evangelio), esos hombres gentiles que buscaban sinceramente a Dios, fueron obedientes a los signos que  les mostraba, supieron indagar y preguntar, y lograron encontrar y adorar al Salvador en la pequeñez de un Niño.

La fe es el gran regalo que Dios ofrece a todos los hombres de múltiples maneras según los diversos contextos religiosos y culturales, pues  quiere la salvación de todos los hombres y que todos lleguen al conocimiento de la verdad (1 Tm 2,4). Los reunidos en esta celebración hemos recibido este regalo a través de nuestros padres, catequistas y maestros, que supieron ser instrumentos dóciles en manos del Espíritu Santo, que es el protagonista principal. Por medio de la fe y el bautismo nos hemos incorporado al Cuerpo salvador de Cristo y nos hemos convertido en hijos de Dios, con todos los órganos propios de una vida.

La fe nos da ojos nuevos para ver la realidad como Dios la ve, y corazón nuevo para amar y actuar con fuerza divina. Es un don que debemos defender en este contexto hostil, primero conociéndola mejor. Todos los cristianos debemos ser conscientes de la necesidad y obligación de conocer nuestra fe para gozarla y saber dar razón de ella. Para ello hemos de aprovechar los medios que se nos ofrecen hoy (charlas, cursos, lecturas…). Junto a esto es imprescindible  vivir de acuerdo con ella. Finalmente hemos de proponerla en nuestro contexto social. No podemos romper la cadena de la trasmisión. Hemos de ser eslabones útiles. Epifanía es una fiesta misionera.

La Eucaristía de esta fiesta invita a agradecer el don, que confesamos en el credo, y recibir fuerza para vivirlo y darlo a conocer.

PRIMERA LECTURA: Lectura del libro del profeta Isaías 60,1-6: La gloria del Señor amanece sobre ti.

SALMO RESPONSORIAL: Salmo 71,2. 7-8. 10-11. 12-13: Se postrarán anti si todos los reyes de la tierra.

SEGUNDA LECTURA: Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Efesios 3,2-3a. 5-6: Ahora ha sido revelado que también los gentiles son coherederos.

EVANGELIO: Lectura del santo Evangelio según san Mateo 2,1-12: Venimos de Oriente para adorar al Rey.

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