La Mirada de la FeManuel Pozo Oller

IDENTIFICADOS CON CRISTO PARA SER TESTIGOS (Gál 2,19-20)

Manuel Pozo Oller,

Vicario Episcopal

  1. La Cuaresma y Semana Santa de 2009 viene enmarcada por dos grandes acontecimientos eclesiales de primera magnitud. El primero, la celebración en Roma del Sínodo de la Palabra en octubre de 2008; el segundo, el año Jubilar Paulino convocado por Benedicto XVI que ya comenzó el 28 de junio de 2008 y tendrá su clausura el 29 de junio de 2009, solemnidad de san Pedro y san Pablo.

También, muy a nuestro pesar, esta Cuaresma se presenta dolorosamente oscurecida por un horizonte difícil en cuanto muchas personas están padeciendo una crisis económica de primera magnitud que afecta directamente a casi cuatro millones de personas y que, según los datos estadísticos que nos ofrece Cáritas nacional, hacen que más de ocho millones de personas vivan hoy en España en gran pobreza y dependencia.

  1. En cuanto al Sínodo de la Palabra, aún cuando esperemos con verdadero interés el documento autorizado del Papa, ya en su etapa preparatoria y en su celebración nos ha recordado la necesidad de la lectura orante de la palabra de Dios. Ya decía san Jerónimo que “desconocer la Escritura era desconocer a Cristo”. En las Hermandades y Cofradías sehabla con frecuencia, y a veces sin poner los medios para remediar nuestras carencias, de la necesaria formación del hermano cofrade. Sin duda, la palabra de Dios es el referente primero del cristiano y su conocimiento la mejor formación por lo que hemos de fomentar lar reuniones para su estudio así como los momentos de oración para asimilar su mensaje y pedir a Dios la gracia de llevar a las obras lo que aceptamos por la fe. En nuestras reuniones, encuentros y actividades no debemos nunca comenzar ni terminar sin escuchar la palabra de Dios haciendo presente al Señor en medio de nosotros.

Una buena iniciativa en la Capital, que nos agradaría se fuera extendiendo por toda la diócesis, ha sido la organización de una oración cofrade mensual. En algunos lugares, aunque no se puedan tener estas reuniones periódicas de oración, al menos, se podrá fomentar entre los hermanos la participación en los momentos de oración programada en todas las parroquias tales como exposición del Santísimo, Vía crucis, Ejercicios espirituales, Hora santa y tantos otros.

Asimismo sería de desear que las Hermandades y Cofradías, una vez que el Santo Padre publique la exhortación apostólica postsinodal, hicieran el esfuerzo de procurar acoger el documento y facilitar su estudio.

  1. Durante un año celebraremos el año Jubilar Paulino los dos mil años del nacimiento del gran Apóstol de las gentes. El encuentro con Jesús cambió la vida de Saulo de Tarso. No fue fácil su tarea, por lo que es un ejemplo de imitación para todos nosotros. Pablo se abraza a la cruz del Señor y por eso dirá: “Estoy crucificado con Cristo, y ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí” (Gál 2,19-20). En efecto, la conversión de Pablo lleva consigo la identificación con su persona y su destino con la consecuencia evidente de amor a la Iglesia a la que describe maravillosamente como cuerpo de Cristo en la que somos todos necesarios.

El decreto de nuestro Obispo de 14 de enero de 2009 regula la aplicación de la indulgencia plenaria desde el pasado enero hasta la solemnidad próxima de san Pedro y san Pablo (Ver: web diócesis de Almería/Legislacióndiocesana/decretos). En el citado decreto, además de recordar que el año jubilar es año de misericordia, se proponen varias actividades diocesanas para el Año paulino que, como es normal, habrán de tener en cuenta nuestras Hermandades y Cofradías al tiempo que señala cómo y dónde se puede lucrar la gracia de la indulgencia plenaria.

El Sr. Obispo ha dispuesto que en la iglesia parroquial de San Pablo de la Capital (Barriada Quinientas Viviendas) se pueda lucrar la indulgencia y nos consta que la comunidad parroquial asume con gozo la acogida de los distintos grupos de peregrinos atendiéndoles espiritualmente y facilitándoles diversas actividades para conocer mejor la persona y doctrina de san Pablo. Sería muy deseable que las Hermandades y Cofradías peregrinaran a la parroquia mencionada dentro del Año Jubilar puesto que la oración, la peregrinación y el fomento de la piedad y devoción a los santos ocupa lugar importante en nuestras asociaciones públicas de fieles. Las Hermandades que no puedan peregrinar podrían organizar algún acto en sus respectivas parroquias para el día 29 de junio próximo pidiendo ganar así la gracia de la indulgencia siempre que se observen las condiciones establecidas de recepción de los sacramentos de la penitencia y eucaristía junto a la voluntad expresa de implorar la gracia que la indulgencia nos ofrece.

  1. Si bien hemos de mirar siempre hacia el interior de la Iglesia cuidando con primor la espiritualidad, en las actuales circunstancias, es necesario tener en cuenta también la realidad de crisis que está generando mucho sufrimiento en personas y familias de nuestro entorno. Ante situaciones de este tenor el magisterio autorizado de nuestros obispos reunidos en laLXXXVIII asamblea plenaria cuando nos dicen: “La práctica del amor como norma universal de vida es esencial para cada cristiano y para la Iglesia entera. No seríamos discípulos de Jesús, ni la Iglesia podría presentarse como su Iglesia, si no reconociéramos en el ejercicio y en el servicio de la caridad la norma suprema de nuestra vida. El amor al prójimo, enraizado en el amor de Dios, es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para las instituciones eclesiales, para cada Iglesia particular, y para la Iglesia universal([1] Cf. Benedicto XVI, Carta encíclica Deus caritas est, 20).

La Iglesia tiene que ser y aparecer, tiene que vivir y actuar como una verdadera comunidad de amor, como una manifestación y una oferta universal del amor que la humanidad necesita para vivir adecuadamente. Pablo VI decía que el hombre contemporáneo necesita testigos más que maestros. El amor, vivido y practicado con generosidad y eficacia, es lo único que puede hacernos testigos de la verdad y de la bondad de Dios en nuestro mundo. Si vivimos alimentados del amor que Dios nos tiene, seremos también capaces de amar y servir a nuestros hermanos necesitados con alegría y sencillez” (Ver: Orientaciones morales ante la situación actual de España, núm. 78, 23 noviembre de 2006).

En este estado de cosas es necesario que nuestras procesiones, hoy más que nunca, sean un acto de fe y caridad evitando el derroche y la suntuosidad entregando el importe de aquellas cosas superfluas o no estrictamente necesarias a instituciones que atienden a los que no tienen pan para comer ni techo donde cobijarse. Es verdaderamente un escándalo volver nuestras espaldas a la realidad haciendo oídos sordos a la voz de los necesitados.

         La caridad es un reto siempre presente en la vida de nuestras Hermandades y manifestación de nuestro encuentro con Cristo. Así lo supieron vivir los cristianos desde el principio al unir la eucaristía y la caridad como bien expresa san Juan Crisóstomo “”¿Queréis de verdad honrar el cuerpo de Cristo? No consintáis que esté desnudo. No lo honréis aquí con vestidos de seda y fuera le dejéis padecer de frío y desnudez (…) ¿Qué le aprovecha al Señor que su mesa esté llena toda de vasos de oro, si Él se consume de hambre? Saciad primero su hambre y luego, de lo que os sobre, adornad también su mesa (…) Al hablar así, no es que prohíba que también en el ornato de la iglesia se ponga empeño; a lo que exhorto es que (…) antes que eso, se procure el socorro de los pobres (…) Mientras adornas, pues, la casa, no abandones a tu hermano en la tribulación, pues él es templo más precioso que el otro” (Cf. Obras de San Juan Crisóstomo, Madrid, BAC, 1956, II, pp. 80-82).

  1. La Resurrección del Señor que ilumina la actividad de las Hermandades de nuestra Diócesis es una invitación a volver al Evangelio y a realizar nuestras actividades devocionales y apostólicas con el culto auténtico de nuestras vidas llenas de la gracia de Dios. Nada más oportuno y mejor que acercarnos al misterio de Cristo con y desde los ojos de la Virgen María en sus hermosas advocaciones de nuestra querida tierra andaluza.
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