Comentario Bíblico Fiestas

FIESTA DEL SANTÍSIMO CUERPO Y SANGRE DE JESUCRISTO por Manolo Antonio Menchón

CRISTO, PAN NECESARIO

En su caminar del pueblo de Israel, por el desierto,  hacia la tierra prometida, protestó en diversas ocasiones contra Dios y no siempre guardó la Alianza. Dios, sin embargo, para enseñarle que no sólo de pan vive el hombre, sino de cuanto sale de la boca de Dios, le alimentó con el maná, que ellos creían  llovido del cielo, símbolo anticipado del verdadero pan bajado del cielo.

Cuando el hombre lo tiene todo y no carece de nada, se olvida con frecuencia de los tiempos pasados.  El pueblo de Israel una vez que se había establecido en la tierra prometida y tenían bienes para vivir, e incluso para vivir con cierta abundancia se olvidaron del Dios, que les había alimentado y guiado por el desierto.  Desde la nueva situación de prosperidad y de abundancia relativa, el desierto es para Israel una realidad terrible, felizmente lejana. La nueva situación es peligrosa en cuanto favorece el sentimiento de autosuficiencia y lleva al olvido de Dios, que sacó al pueblo de la esclavitud y le dio de comer y beber en el desierto.

También los cristianos, podemos olvidarnos del testamento eucarístico de Jesús si no tenemos presente que El sigue vivo entre nosotros; y que, paradójicamente, “su” comida y “su” bebida nos dan la vida.

“Haced esto en memoria mía”. En veinte siglos de “memoria” del Jesús del Evangelio, ¿qué ha quedado entre nosotros de su imagen? La pregunta “Jesús, quién eres”, O “Jesús, ¿dónde estás?” sigue estando latente en nuestros corazones limitados, olvidadizos.

Día tras día los cristianos han celebrado la “memoria” de Jesús, sacramentado en la Eucaristía, donde se hacen realidad estas palabras que hemos escuchado en el evangelio: “Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo: el que come de este pan, vivirá para siempre. Y el pan que yo daré es mi carne para la vida del mundo”.

Hay una autosuficiencia cristiana, que llega a afirmar: “para ser cristiano no hace falta ir a misa o comulgar”. Esto es querer enmendarle la plana al mismo Jesucristo. Convencido de sus propias palabras: “sin mi no podéis hacer nada”, se queda entre nosotros como alimento de fuerza para que podamos seguirle por el camino, marcado por él, que es lo que significa ser cristiano

La Eucaristía es el Regalo más grande que Jesús nos ha dejado, pues es el Regalo de su Presencia viva entre los hombres. Al estar presente en la Eucaristía, Jesucristo ha realizado el milagro de irse y de quedarse.

 Manuel Antonio Menchón

Vicario Episcopal

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