Comentario Bíblico Ciclo ANoticias

DOMINGO VII TIEMPO ORDINARIO

Se nos dijo: no hace falta ser religiosos ni ir a misa...es suficiente con ser buena persona...hoy la Palabra nos recuerda que no basta con el chascarrillo facilón...hoy nos hablan de Amar sin medida, de por qué hacerlo...cómo hacerlo..

Lecturas: Lev 19, 1-2.17-18. Amarás a tu prójimo como a ti mismo. Sal 102. El Señor es compasivo y misericordioso. 1 Cor 3,16-23. Todo es vuestro, vosotros de Cristo y Cristo de Dios. Mt 5, 38-48. Amad a vuestros enemigos.

La Palabra quiere alcanzar nuestro corazón este domingo. No podemos buscar excusas ante el mandato del Señor. Hoy podemos sentirnos heridos. Revelará la pobreza de nuestra fe y el extenso camino que aun nos queda por recorrer. La iglesia no es la asamblea de los puros, sino el hospital de los pecadores (Gilbert Keith Chesterton). Toda la Palabra, esta Palabra necesita ser orada y llevada a la vida. Se abre con un fragmento del libro del Levítico. Nos recuerda que incluso en el Antiguo Testamento está vigente la ley del amor al prójimo. La santidad de Dios hace posible este precepto. Jesús ensancha el horizonte de este mandato como jamás se pudo imaginar. Entrar en la nueva alianza desborda amar al prójimo y nos invita urgentemente a amar y orar por los enemigos. El amor hace posible que deje de percibirse como “enemigo” y pueda emerger el rostro del ser humano que subyace en los itinerarios del rencor y de la venganza. No pretende ignorar el daño causado.

La mirada de Jesús nos recuerda que el mal no se destruye con odio y que el Reino de Dios se edifica cuando se combate la injusticia sin buscar la destrucción del adversario. El reto de quien escucha la Palabra es aprender a ser hijos y hermanos. No sólo leerla, también escucharla como comunidad…por eso es tan importante acudir y alimentarse de ella en la Eucaristía. En el domingo adquiere toda su fuerza en la celebración litúrgica.

Este domingo tenemos que revisar nuestra escala de valores e incrustar en nuestra lista con premura los ecos de este Evangelio. La oración nos ayudará a comprender cuáles de ellos han sido forjados al margen del Señor y cuáles de ellos son un lastre para nuestra vida de fe. Comprobaremos que muchos, al modo de las sanguijuelas se han adherido a lo profundo de nuestra conciencia y que rebeldes se resisten a marcharse sin dejar cicatrices. La oportuna cura lo endulza todo, al dejarnos amar por Dios. Él hace salir el sol sobre malos y buenos…también sobre nosotros. Dejémonos acariciar, abrazar y cuidar por aquel que sólo saber AMAR…luego sabe Dios lo que puede pasar…

Ramón Carlos Rodríguez García

Rector del seminario

 

 

 

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