Comentario Bíblico Ciclo CNoticias

DOMINGO V DEL TIEMPO ORDINARIO

Puesto que tú lo dices, echaré las redes.

Lecturas: Isaías 6-8: Aquí estoy, mándame.  Salmo 137 (138): Delante de los ángeles tañeré para ti, Señor. 1 Corintios 15,1-11: Predicamos así, y lo creísteis vosotros. Evangelio de San Lucas 5, 1-11: Dejándolo todo, lo siguieron.

La liturgia del tiempo ordinario se convierte en un espacio privilegiado para acompañar a Jesús y adentrarnos en el misterio de su ministerio público. Tras haber sido testigos de la predicación en Nazaret y de lo allí ocurrido, el evangelista nos lleva de la mano por las orillas de la vida, ofreciéndonos una narración donde el fracaso y la escasez devienen en contento y abundancia. En los domingos anteriores, el interés del relato se ha centrado en presentarnos las primeras pinceladas sobre la identidad de Jesús. La magnitud universal de su tarea, prefiere la compañía de aquellos que constituirán el germen de la primera comunidad cristiana, antesala misionera del Reino. El lago bien merece una mención aparte. Abandona en manos del redactor, su carácter geográfico para presentarse como esfera teológica, donde Jesús manifiesta sus ansias de amistad con los derrotados de la historia. Hoy sigue siendo para quienes peregrinan a Tierra Santa un escenario conmovedor. Aquellas aguas descaradas, que incesantemente reflejan un cielo que destila esperanza, se convierten en otro discípulo más que siguen rugiendo las palabras del Maestro.  Invitaciones permanentes a pescar y a no tener miedo de remar mar adentro.

Tres hombres acaparan nuestro interés en torno a un Dios que gusta de caminar entre nosotros. Azorados y desbordados por el Misterio que sabe tropezar con ellos. Isaías es testigo involuntario de la Gloria de Dios, mientras participa en una liturgia del templo. ¿podría repetirse un acontecimiento similar este Domingo? Pedro es abordado por Dios en la persona de Jesús durante una jornada de trabajo ¿podría repetirse un acontecimiento similar esta semana? Pablo nos recuerda su encuentro con Cristo resucitado mientras perseguía a la Iglesia.  Estos inesperados eventos, revelan la soberanía de Dios y su fuerza transformadora. Ninguno estaba preparado para semejante visita. Eran sin duda hombres religiosos. Sus experiencias las vivieron desde el temor y con plena conciencia de saberse indignos. Fueron inmediatamente llamados al sosiego.  El don que hemos recibido por el bautismo ha de hacernos expertos en las artes de la pesca, en las artes del Reino.

Ramón Carlos Rodríguez García

Rector del Seminario

 

 

 

 

 

 

 

 

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