APÓSTOL POR GRACIA DE DIOS
La vocación es una llamada y en cuanto tal es gratuita. Dios elige a quien quiere y el elegido percibe inmediatamente que esta elección es un regalo, un don, una gracia de Dios.
Los Apóstoles fueron los primeros llamados por el Señor para estar con él y para enviarlos a predicar. Reciben el título de Apóstol los doce elegidos que compartieron la vida de Jesús y fueron testigos de su muerte y resurrección. Aún así, San Pablo se define como apóstol de Jesucristo, sin haber compartido la vida terrena de Jesús, porque se sabe llamado directamente por Él para extender su mensaje de salvación a los no judíos. Con razón se le conoce con el nombre de “Apóstol de los gentiles”.
En realidad, el término Apóstol se aplica también, por analogía, a todos aquellos que están comprometidos en la tarea del anuncio del Evangelio. Cuando alguien muestra una dedicación especial y una gran entrega a las actividades evangelizadoras se dice que es muy apostólico.
No obstante, siendo más precisos y rigurosos, tenemos que afirmar que los auténticos sucesores de los apóstoles son los Obispos, y los sacerdotes sus colaboradores inmediatos en la triple labor de enseñar, santificar y gobernar. El Señor proporcionó, de éste modo, a su Iglesia, los medios oportunos para continuar su misión en el mundo.
Por la ordenación sacerdotal, el presbítero recibe de Dios la gracia necesaria para incorporarse a la tarea apostólica. Se convierte, por la imposición de manos, en Apóstol por gracia de Dios.
En Almería, en los últimos siete años, se han ordenado veintidós nuevos sacerdotes y tres diáconos. En la actualidad, tenemos una veintena de seminarista mayores, que han dicho sí al Señor y se están preparando para poder llevar a cabo este servicio en la Iglesia. Sin embargo, siguen siendo muchas las parroquias de nuestra provincia que se ven privadas de una adecuada atención espiritual por la escasez de sacerdotes. Hoy, más que nunca, urge pedirle al Señor de la mies que envíe obreros a su mies.
Juan Antonio Moya Sánchez
Rector del Seminario Mayor de Almería