Queridos niños y padres, abuelos que los acompañáis para recibir a los Reyes Magos. Vamos a darle justos la bienvenida.
Queridos Reyes Magos: Nos alegra que estéis aquí, con nosotros. Sed bienvenidos. Os esperábamos. Ya veis cuantos niños han venido a recibiros. Hay otros muchos en nuestra ciudad, cientos de niños que no han podido estar aquí esta tarde, cuando comienza ya la noche de Reyes y los zapatos de todos están puestos junto a las ventanas para recibir vuestros regalos.
Ya veis que inmensa ilusión tienen los niños esperando que se hagan realidad esta noche sus sueños. Casi todo el año lo han pasado pensando en esta noche, y de buena gana se irían con vosotros hasta el Portal de Belén, para adorar con vosotros al Niño Jesús, y poder ver a la Virgen María y San José.
Queridos niños: Jesús quiso ser niño como vosotros para que todos los niños del mundo vinieran a él, para que Jesús pudiera hablarles del amor y la ternura que Dios Padre de todos los hombres tiene por todos los seres humanos, pero sobre todo por los niños; sobre todo por los que más sufren siendo inocentes. Dios ama sobre todo a los niños que, al igual que Jesús fue perseguido por Herodes, son hoy perseguidos en sus países de origen, que tiene que abandonar con sus padres en busca de trabajo y libertad. Hay niños enfermos y otros viven alejados de sus papás.
Queridos Reyes Magos: Ya veis que han sido buenos, porque vosotros lo sabéis todo; y quieren que dejéis esta noche los regalos que os han pedido y que ellos quieren también que llevéis estos regalos a los niños más pobres y necesitados.
También os piden que dejéis algún regalo a sus papás y a sus abuelitos, que les hará mucha ilusión y lo merecen mucho, porque son los que cuidan de ellos y viven para ellos, para que lleguen a ser mayores; y los niños quieren sobre todo que sus papás se amen y sean muy felices.
Os diría muchas cosas que me cuentan los niños, pero como no tengo tiempo, me contento con deciros que os queremos mucho y que no sabéis cuanto nos gustaría ir con vosotros a adorar al Niño Jesús.
Queridos niños, gritad conmigo: ¡Vivan los Reyes Magos!