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Misa de Acción de Gracias en el XXV aniversario de la beatificación de los obispos mártires Diego Ventaja y Manuel Medina

El obispo de Almería, Mons. González Montes, presidió, en la catedral de Guadix, una Misa de Acción de Gracias en el XXV Aniversario de la beatificación de los obispos mártires Manuel Medina Olmos y Diego Ventaja, con la que se ha querido conmemorar este aniversario. La celebración tuvo lugar el miércoles 10 de octubre, justo el mismo día en el que hace 25 años tuvo lugar la beatificación, en 1993. El administrador diocesano de Guadix, D. José Francisco Serrano, cabildo y sacerdotes de Guadix y de Almería, así como fieles de Guadix, de Almería y de Lanteira, pueblo natal del obispo Medina Olmos, asistieron a una celebración en la que las reliquias del beato accitano ocupaban un lugar destacado, a los pies del altar.

También había algunos religiosos de las Escuelas Cristianas, más conocidos como hermanos de La Salle, dado que cuando se beatificaron Manuel Medina Olmos y Diego Ventaja, también fue beatificado un grupo de estos hermanos de La Salle, que sufrieron el mismo destino que los obispos mártires.

En su homilía, el prelado almeriense evocó lo que supone para la Iglesia y, en concreto, para las dos diócesis, el testimonio de estos mártires y comentó cómo hoy “también la sangre de los mártires sigue regando…, en tantos lugares del mundo en donde se sufre la persecución y el martirio por causa de Cristo”. Hizo alusión a los cristianos sirios y caldeos perseguidos por el totalitarismo yihadista islámico, y a los perseguidos en Nigeria, o en Pakistán, o en India… “A estos cristianos -dijo- queremos tenerlos, también, presentes en nuestro tiempo, mientras nosotros vivimos en el bienestar de las sociedades desarrolladas que, después de convulsiones seculares, han encontrado un camino de paz, que puede, ciertamente, estar en peligro si no somos vigilantes atentos del discurrir de la historia”.

Tras la Eucaristía, se veneraron y se besaron las reliquias del beato Manuel Medina Olmos, que ocupaban un lugar destacado a los pies del altar, en una urna.

Antes de despedirse, Mons. González Montes quiso visitar la tumba del obispo accitano Mons. Juan García-Santacruz, con el que coincidió en el episcopado durante algunos años.

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