Comentario Bíblico Ciclo C

DOMINGO III DE ADVIENTO

PRIMERA LECTURA: SOFONIAS 3, 14‑18a: “Grita de júbilo”
SALMO 12. Gritad jubilosos: « ¡Qué grande es en medio de ti el Santo de Israel!»
SEGUNDA LECTURA: FILIPENSES 4, 4‑7. “…os lo repito, estad alegres”
EVANGELIO: LUCAS 3, 10‑18: ¿Qué hacemos nosotros?

Muchas veces ante situaciones calamitosas, nos preguntamos qué podemos hacer. Esto, los más optimistas y emprendedores, pues muchos ya hace tiempo desestimaron esta cuestión y sólo lanzan al mundo un patético y llorón: “no podemos hacer nada”.

Frente a esta situación el Evangelio hoy nos presenta a unos hombres que tienen el arrojo y la valentía de preguntar directamente ¿Qué hacemos?, no se escudan en nadie, no presentan excusas. También como en aquel tiempo podemos escuchar las palabras de Juan animándonos vivir la fraternidad. Hoy como ayer, es necesaria una conversión a la fraternidad. Sólo en un contexto de justicia y auténtico compartir podemos descubrir y aceptar a Jesús, que ya está presente. Pero para poder acercarnos a Él, tenemos que hacerlo antes al mundo de los pobres y humildes.

En esta preparación para recibir al Señor, que es el Adviento, debemos aprender a encontrarnos con Jesús, este encuentro nos llena de alegría.

La alegría es una virtud que nunca debería faltar en nuestra vida. La alegría de sabernos amigos y amados de Dios. A pesar del sufrimiento y los afanes que nos plantea e impone el mundo, la alegría de saber que nada nos separará del amor de Dios, que siempre podremos vivir en su amor nos permite vivir con un aliciente que en muchos casos desconoce el mundo.

Así el apóstol San Pablo nos lo recordará en su carta a los Filipenses (4,4-7). En ella la exhortación por dos veces a la alegría, nos recuerda lo importante que es en medio de nuestra vida. Así mismo también el apóstol nos anuncia lo inminente de la llegada de Jesús, la cual debe llevarnos a vivir en alerta y permanente confianza en Dios.

Nuestra vida ha de distinguirse del resto de los hombres, pero por la bondad y oración.

Que este tiempo de Adviento renueve nuestra vida espiritual y aporte un mayor frescor a nuestra fe.

Que Dios les bendiga

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