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Fallecimiento del profesor José Ramos Santander

El día 1 de abril entregaba su alma al Señor en Almería don José Ramos Santander. Un almeriense de adopción tempranísima, decía él, nacido en Linares que llegó a esta tierra en 1939, cuando aquí se instaló su familia.

Persona de amable corrección, serio, de inteligente humor y sólidas convicciones; seguro. Tras sus estudios de magisterio en la Escuela Normal de Maestros de Almería, a los 17 años inició su quehacer educativo con la habitual ronda de escuelas rurales en la provincia. Opositó en 1954 al Cuerpo de Maestros y simultaneó su práctica escolar con los estudios de licenciatura en Filosofía y Letras en Granada, así como de Pedagogía en Madrid.

Profesional vinculado al proyecto de Educación Personalizada bajo la dirección y guía del Profesor García Hoz, en 1970 ingresó por oposición en el Cuerpo de Inspectores de Educación. En nuestra provincia ha ejercido la profesión hasta su jubilación con reconocimiento de maestros y colegas.

Hombre estudioso, servicial e íntegro, afable, acudió a la invitación de colaborar como profesor en el Seminario Diocesano, desde el pontificado de D. Alfonso Ródenas, hasta el de Monseñor González Montes.

Licenciado en Derecho y profesor de la UNED, su experiencia se nutrió con dedicación por medio del estudio y de la práctica docente que ocupó su vida entera y desarrollada en todos los niveles educativos. La Enseñanza Primaria y Media, Centros de Formación Profesional, Escuela de Maestría Industrial han constituido el itinerario y el yunque de una formación bien alimentada por el interés de una persona de incondicional dedicación y oficio.

Hasta sus lúcidos 83 años los seminaristas han disfrutado de su enseñanza. Así las cosas, ha impartido la docencia tanto en el Seminario Menor de la Inmaculada como en el Seminario Mayor de san Indalecio. Además, fue profesor del Instituto Superior de Ciencias Religiosas hasta más allá de su jubilación civil. Todo ello favorecido con la especial estima que acompaña al beneficio de una generosa disponibilidad y de una sólida enseñanza, que generaciones del clero diocesano han sabido percibir y valorar como “buena escuela”, hecha de buena teoría y buena práctica; adquirida en el conocimiento de la buena “Teoría Educativa” y de la buena “Historia de la Pedagogía” que enseñó, construida con la recta y buena razón, así como con la práctica escolar de los buenos maestros.

Descanse en paz, llegado a la casa paterna, desde la escuela del Buen Maestro.

Con el agradecido recuerdo y condolencias a su familia.

Almería 1 de abril de 2020

 

 

 

 

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