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ALOCUCIÓN DE PRESENTACIÓN DEL OBISPO COADJUTOR, MONS. D. ANTONIO GÓMEZ CANTERO AL CLERO Y A LOS FIELES

Excelentísimo Sr. Arzobispo Metropolitano, amados hermanos en el Episcopado, excelentísimas e Ilustrísimas autoridades civiles y militares, hermanos sacerdotes, religiosos y religiosas, seminaristas y fieles laicos

Queridos hermanos y hermanas:

Hace unos momentos que el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Antonio Gómez Cantero ha tomado posesión de su oficio de Obispo Coadjutor de la diócesis de Almería, para el que ha sido nombrado por Su Santidad el Papa Francisco. En la Sala de Consejos del Obispado han sido leídas las Letras Apostólicas ante el Obispo diocesano y el Colegio de Consultores, acompañados por el Arzobispo Metropolitano de Granada, en presencia de la Sra. Canciller del Obispado, que ha levantado acta de la lectura.

Cumplido, cuanto establece el derecho universal de la Iglesia (cf. CIC, can. 404 §1), me complace ahora, siguiendo el Ceremonial de los Obispos, presentar a nuestro hermano Don Antonio Gómez Cantero al clero y a los fieles, al tratarse de un obispo ya ordenado y que ha recibido la ordenación episcopal en un lugar distinto a la Catedral de la diócesis (Cæremoniale Episcoporum, n. 1148).

Llega a nosotros Don Antonio desde las nobles tierras de Aragón, donde ha pastoreado las diócesis de Teruel y Albarracín, unidas en la persona del Obispo, donde ha permanecido cuatro años como padre y pastor de esas Iglesias hermanas. Llega entrenado en el gobierno de la Iglesia particular y adornado de las virtudes que le caracterizan como varón de bonhomía acreditada y de hondo sentido eclesial, con su propia mente y du manera de entender de las cosas de la Iglesia. Cristo es el contenido de la noticia de salvación que la predicación evangélica proclama a los hombres y mujeres de nuestra sociedad hodierna, igual que a las generaciones que nos han precedido, y que la Iglesia seguirá proclamando para salvación de las generaciones futuras.

Conozco a Don Antonio desde que accediera al episcopado y estoy seguro de que, por su disposición y manifiesta voluntad de servir al Señor y a nuestra Iglesia particular, todos nos enriqueceremos espiritualmente con su presencia y gobierno pastoral en esta Iglesia de Almería. Por decisión del santo Padre, cuando llegue el momento, Don Antonio me sucederá en la diócesis a título de Obispo diocesano, en la cadena de la sucesión apostólica, como padre y pastor de la comunidad eclesial que peregrina en nuestra diócesis, fundada por san Indalecio en el tránsito del siglo III al IV, teniendo en cuenta los primeros documentos escritos que acreditan que la fundación de la diócesis de Urci era una realidad a comienzos del siglo III, embrión de la Iglesia particular que, pasados los siglos, habría de ser la diócesis Almeriense. La tradición oral retrotrae al tránsito del siglo I al II los orígenes la predicación apostólica en estas tierras, motivo por el cual nuestra Iglesia lleva con orgullo el título de Apostólica que adorna a su Catedral.

Aunque su nacimiento fue en Quijas, en la provincia de Cantabria el 31 de mayo de 1956, su crianza y asentamiento familiar son de Palencia. Cursó los estudios secundarios en el Seminario Menor de Carrión de los Condes, y los propiamente eclesiásticos en el Seminario Mayor de Palencia; y fue ordenado sacerdote el 17 de mayo de 1981. Ejerció el ministerio sacerdotal como vicario parroquial en la parroquia de San Lorenzo de la capital, pasando muy pronto a ser formador del Seminario palentino tanto en el Seminario del Menor como en el Mayor, para volver a san Lázaro como párroco. En la década de los ochenta del pasado siglo se hicieron patentes sus cualidades en el siempre difícil campo de las vocaciones sacerdotales y en la acción pastoral con los adolescentes y los jóvenes. En los años ochenta llegaría a París para ser consiliario del Movimiento Internacional de los Niños. Aquella estancia en la ciudad del Sena le sirvió para obtener la licenciatura en Teología Bíblica Sistemática. Vuelto a España en 1995, fue nombrado Rector del Seminario Menor y poco después del Seminario Mayor, para ser finalmente ser nombrado Vicario general de la diócesis de Palencia.

Don Antonio es un obispo preocupado, como lo estamos todos, por la evangelización de una sociedad como la nuestra; y viene equipado con la formación y la experiencia sacerdotal, tan necesaria para poder asumir el gobierno de una Iglesia particular como la nuestra en estos tiempos de especial dificultad. Le decimos que viene a una diócesis de hondo arraigo de la fe cristiana, que se manifiesta en una piedad popular rica que ha dado lugar con el paso del tiempo a un patrimonio espiritual y cultural de gran belleza. Este patrimonio es expresión del amor a Cristo y a la Santísima Virgen, contemplados en los misterios de la redención humana. Hoy acogemos a Don Antonio con el corazón abierto, y agradecemos al Santo Padre Francisco que me haya enviado un colaborador en la acción pastoral y de régimen al servicio del gobierno de la diócesis, para gloria del Padre y para que Cristo Jesús sea conocido y amado y, por la acción del Espíritu Santo, se consolide la fe cristiana en cuantos dudan y se alejan.

Querido Don Antonio, bienvenido a nosotros y que el Señor te bendiga y bendiga tu ministerio episcopal. Así se lo pedimos a Nuestra Señora de la Encarnación titular de esta Catedral, que con los diversos títulos patronales ejerce su patrocinio en estas tierras de María.

Almería, a 13 de marzo de 2021

+ Adolfo González Montes, Obispo de Almería

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